28.9.09

BMW F 800 R CP Edition: stuntiana (2ª parte)







(> continuación) DENTRO Y FUERA DE LA CIUDAD

Con esta F 800 R disfrutarás igual tanto en casco urbano como en carreteras de curvas. En cuanto te subes a ella, notas de inmediato que la postura es muy cómoda, con el cuerpo algo adelantado, pero sin extremismos. Estriberas bajas y buen acople de las piernas al depósito. Zigzaguear entre el denso tráfico de la ciudad cuando hay partido de fútbol es una delicia debido a su manejabilidad, amplio radio de giro y par de motor. Es una moto estrecha y, gracias a sus genes stunt, podrás demostrar tu habilidad Pfeifferiana entre los coches. El único “pero” es el calor que genera el motor y que sube por tus piernas a poco que estés parado un rato. En invierno bien, pero en verano…

En carreteras reviradas es una delicia. Apoyándote en las puntas de su manillar la manejas como quieres, es muy ágil y tienes una estabilidad fantástica (tiene mayor distancia entre ejes -1.520 mm por 1.466- que en la F 800 S). También ayuda mucho que el centro de gravedad sea bajo, consecuencia de desplazar el depósito de gasolina debajo del asiento. Subir marchas es una delicia, debido en parte a que las tres últimas marchas son más cortas que en el resto de versiones F 800.

En zonas con curvas amplias se comporta bien, pero debes apretar el bicilíndrico de 87 CV algo más de lo normal, esto es, entre 6.000-9.000 rpm, si quieres ir rápido ya que su respuesta no es tan rabiosa como en otras naked. Lo mejor de todo es que nunca te asustará con una sacudida violenta al abrir el gas porque su entrega de potencia es constante y progresiva. El nuevo sonido que emana el Akrapovic no molesta y se percibe algo más redondo y bronco que con el escape normal.

Como en todas las “motos desnudas”, en terreno autovía-autopista la cosa cambia debido a la ausencia de carenado, aunque bien mirado, el aire incidiendo sobre tu cuerpo hará que siempre ruedes en el margen legal de velocidad. Hasta 140 km/h aguantas bien pero, a partir de entonces, debes agarrarte fuerte al manillar porque el viento te pega muy fuerte. Siempre he creído que el concepto naked debe estar cargado de par (en nuestro caso, 86 Nm a 6.000 rpm) y no tanto de potencia: aunque esta moto sea capaz de superar los 200 km/h, intentar mantenerlos durante mucho rato sin desintegrarte los brazos es ilógico y… masoquista.
Por otro lado, una vez que llenes sus 16 litros de depósito (4 de reserva), lograrás un óptimo consumo de 5,0-5,3 l. cada 100 km (hasta 300 km de autonomía). Está claro que la electrónica Bosch BMS-KP se ha afinado mucho en pos del ahorro.

La frenada queda confiada a un equipo Brembo (doble disco delantero de 320 mm y un trasero de 265 mm) con pinzas de 4 pistones, (bomba Magura delante y Brembo detrás) y latiguillos metálicos que funciona con buen tacto y potencia. El freno motor es muy notorio, y eso también ayuda mucho. Lástima que el tarado de la suspensión delantera (horquilla convencional de 43 mm, con 12.5 cm de recorrido y sin regulación) sea demasiado blando, porque su excesivo hundimiento cuando aprietas fuerte la maneta hace que la frenada parezca blanda y esponjosa. Esto se hace más notable al llevar acompañante, por lo que un aceite más denso y otros muelles obrarían milagros.

Teniendo en cuenta que esta moto es un pequeño capricho dentro del segmento “naked-medias”, los chicos de BMW podían haber cuidado detalles como el ajuste del asiento a la carrocería (hay un dedo de separación) o el de la tapa del colín al asiento (se sujeta mediante 3 gomas elásticas cutres que pueden ser cortadas fácilmente por algún “amigo de lo ajeno”). La sujeción del depósito del líquido de freno delantero es una mierda y vibra constantemente (doble pletina, silent-blocks, contrapeso...). Encastrada en la bomba como en las R/K sería lo normal ¿no?

Resumiendo: la F 800 R Pfeiffer es una moto exclusiva, polivalente, manejable, versátil, equilibrada y fácil de conducir. Sus colores atraen miradas de otros motoristas, advirtiendo que no se trata de otro modelo del montón. Posee la nobleza típica de BMW, por lo que nunca te “tratará mal”, y fliparás con su bajo consumo. Es uno de los mejores ejemplos de moto universal.

BMW F 800 R CP EDITION: stuntiana (1ª parte)







¿Quieres practicar el stunt? ¿Te gustan las filigranas sobre dos ruedas? BMW te da la opción de emular al campeón del mundo Chris Pfeiffer con una edición especial de su polivalente F 800 R. Con ella y miles de horas de entrenamiento, quién sabe…

Mostrada por primera vez en el Salón de Milán del año pasado, poco se sabía de este modelo… hasta ahora (en aquella, el color de las llantas era diferente). Al final, BMW ha decidido sacar a la luz la F 800 R que homenajea la montura del piloto alemán Chris Pfeiffer. Tetracampeón del mundo de Stunt (2003, 07, 08 y 09), a sus 38 años está considerado como el referente en el mundo del freestyle con moto de asfalto, pero no todo queda ahí. Tiene 4 europeos (2004, 06, 07 y 08) y también usa motos de enduro (ostenta 4 victorias en el Erzberg Rodeo, el enduro extremo más salvaje del mundo) y trial (campeón alemán en 1985 y 1988) en sus espectáculos.

Cabe destacar que esta es la primera vez que BMW lanza a la calle la réplica de una moto campeona. Hace tres décadas la mítica R 90 S fue la precursora de esta filosofía, aprovechando la victoria de Reg Pridmore en el AMA SBK de 1976, al igual que las versiones GS Dakar de principios de los ’90. La diferencia es que ninguna de ellas venía firmada ni había ganado tres mundiales consecutivos…

Con esta F 800 R Pfeiffer Edition, ya son 6 las versiones con motor bicilíndrico de 800 cc que se pueden adquirir en los concesionarios (F 800 S/ST/GS/R/R Pfeiffer y F 650 GS). Respecto a la F 800 R “normal”, los cambios pasan por montar un pack de extras del catálogo BMW y pintarla como la 800 del piloto alemán: decoración específica de carreras (blanco/azul/rojo/negro con llanta delantera blanca, autógrafo sobre el falso depósito, adhesivos de patrocinadores y muelle de amortiguador rojo), ausencia de cúpula, silencioso de titanio Akrapovic (con tornillo para pasar la homologación), intermitentes de leds, tapa de colín, toma de corriente adicional y ordenador de a bordo. Con todo, 1.010 € más sobre la R estándar tienen la culpa.

La instrumentación está compuesta por dos relojes analógicos superpuestos (velocímetro + cuentavueltas blanco y chivato de sobre-régimen) y un display que informa (gracias al ordenador) sobre 13 parámetros: reloj, cuentakilómetros total y doble parcial, cronómetro, autonomía, temperatura ambiente, velocidad media, consumo medio, consumo instantáneo, marcha engranada, nivel de combustible y temperatura del refrigerante.

Si todavía quieres más, puedes completar esta F 800 R con numerosos e interesantes extras entre los que destacan: sensor de presión de los neumáticos (RDC), ABS (no es desconectable y sólo pesa 1.5 kg), puños calefactables, maletas laterales, top case, bolsa sobre-depósito, kit de limitación a 34 CV (para aquellos que no tengan los dos años de antigüedad en el carné), alarma, caballete central, quilla, pantalla sport, navegador, defensas de motor, etc.
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16.9.09

Historia del Bol d'Or (3ª parte)












(> continuación) Actualmente el Bol d’Or forma parte del Campeonato del Mundo de Resistencia y es, junto con la carrera celebrada en el Circuito de Le Mans, la única prueba con una duración de 24 horas. En el año 2000 la carrera cambió una vez más de emplazamiento, debido a la compra del circuito de Paul Ricard por parte de Bernie Ecclestone. La ubicación actual es la de Nevers Magny-Cours (4,4 km). La filosofía de la carrera continúa siendo la misma que cuando Eugène Mauve comenzó a hacer realidad su sueño, un fin de semana que aúna deporte y entretenimiento.
Compiten tres categorías diferentes: Formula EWC, Superstock y Open. Las dos primeras las contempla la FIM, mientras que la categoría Open es una puerta abierta a pequeños equipos que quieren formar parte de un evento de estas dimensiones.

CIFRAS D’OR

-El piloto con más victorias en la prueba en los últimos 40 años es el ex-mundalista Dominique Sarron (1981, 83, 86, 87, 88, 1993 y 94). Además, puede presumir de haber triunfado con tres marcas distintas: Honda, Suzuki y Yamaha.

-La firma del ala dorada es la que cuenta con el mayor número de victorias en esta prueba, un total de 14, conseguidas entre la década de lo ’70 y ’80; posteriormente Suzuki ha dominado el panorama de los últimos años, aunque todavía no ha podido arrebatarles el record (13 victorias).

-Triumph ha sido la única firma europea que ha ganado la carrera desde 1969. Fue en las ediciones de 1970 y 1971.

-El único piloto español en conseguir una victoria en esta prueba ha sido David Checa en 2007 (Yamaha).

-En la última edición, el equipo vencedor (Suzuki SERT) dio un total de 815 vueltas al trazado de Magny-Cours recorriendo un total de 3.599 km; distancia equivalente a la que separa Madrid de la ciudad ucraniana de Kiev.

-Un equipo puede utilizar un total de 550 litros (aprox.) de gasolina sólo para la carrera y 23 juegos de neumáticos.

-En cada repostaje intervienen (dependiendo del equipo) entre 7 y 9 personas, que consiguen realizar el cambio de neumáticos y repostaje en unos 15-16” en la categoría Formula EWC y algo más de un minuto en Superstock.

-Cada piloto puede llegar a utilizar en cada carrera un total de: 3 monos, 2 o 3 cascos, 4 juegos de deslizaderas, 3 pares de botas, 1 par de guantes por relevo.

15.9.09

Historia del Bol d'Or (2ª parte)












(> continuación) Si queremos conocer los inicios de esta carrera debemos remontarnos hasta el año 1922, momento en que Eugène Mauve, gran aficionado al motociclismo, tuvo la ingeniosa idea de combinar el mundo de las dos ruedas con el espectáculo. El primer Bol d’Or se llevó a cabo del 27 al 29 de mayo de ese mismo año en Vaujours (12 meses antes de la celebración de las primeras 24 horas de Le Mans para coches). El trazado constaba de 10 km y unía Vaujours con el Porte de Patin, en las afueras de París. Un solo piloto llevaba a cabo esta gesta, metiéndose entre pecho y espalda las 24 horas de carrera. El primero en llevarse el preciado tazón de oro fue el francés Zins, a lomos de una Motosacoche (¿?), recorriendo un total de 1.245 km a una media de 51,3 km/h.

Desde 1923 hasta 1936 la competición se trasladó al bosque de St-Germain en Laye (al noroeste de la capital gala) excepto en 1927 que tuvo lugar en Fontainebleau. En 1937, el Bol d´Or cambió de escenario, desplazándose hasta el trazado permanente de Linas Montlhéry (6 km).
Tras esta primera etapa el Bol d’Or sufre un largo parón que dura hasta el año 1947, a causa de la 2ª Guerra Mundial, retomando su actividad ese mismo año otra vez en St-Germain. El periodo comprendido entre 1947 y 1960 está profundamente marcado por la acentuada crisis económica en la que el viejo continente está sumido tras el reciente conflicto. Entre 1961 y 1968, a causa del declive del sector motociclista, la carrera se suspende de nuevo.

LOS AÑOS DORADOS

En 1969, coincidiendo con la aparición en el mercado de modelos tan míticos como la Honda CB 750 o las Kawasaki 900 Z1, la revista Moto Revue empieza a ocuparse de la gestión del evento, tarea que sigue realizando actualmente. En esta “nueva era” la competición se divide en tres categorías: 250 cc, 500 cc y + 500 cc.
En 1971, debido a la enorme importancia que estaba adquiriendo el evento, la competición abandona el Circuito de Montlhéry incapaz de asumir tal magnitud, mudándose al trazado de Bugatti: el mítico Circuito de Le Mans (4,2 km).

La década de los ’70 se caracteriza por los épicos duelos llevados a cabo entre los fabricantes europeos (BMW, Triumph, Laverda, Ducati) y los japoneses (Kawasaki, Honda, Suzuki). Desgraciadamente las pequeñas industrias europeas tuvieron que dar su brazo a torcer frente a la supremacía de las motos niponas, con sus potentes motores de cuatro cilindros refrigerados por aire. Tan sólo firmas como Triumph (1970-1971) o pequeños equipos privados como Japauto (1972-1973) o Godier and Genoud (1974-1975), equipadas con propulsores japoneses (apoyados en chasis especiales firmados por Dresda o Egli) consiguieron poner en aprietos durante estos años a los gigantes japoneses. Entre 1977 y 1979 Christian Léon y Jean-Claude Chemarin formaron un binomio imbatible, llevándose a casa el valioso trofeo durante tres años consecutivos (Honda RCB 1000). En 1977 recorrieron un total de 3.235 kilómetros a una velocidad media de 134 km/h en la pista de Sarthe.
En 1978 la fiesta del motor se traslada una vez más, asentándose en el Circuito de Paul Ricard (5,8 km) hasta 1999.
En los ’80 la FIM confirma la posibilidad de constituir equipos con tres pilotos, para carreras con una duración de más de 12 horas. En 1980 la Federación transforma el Campeonato de Europa en Campeonato del Mundo de Resistencia, momento a partir del cual el Bol d’Or contará uno de cada dos años como prueba puntuable para este Campeonato, siendo desde 2006 una prueba fija todos los años. En 1984, se rebaja la cilindrada a 750 cc. (+)

14.9.09

La magia del Bol d’Or (1ª parte)





















Domingo 13, 7:30 de la mañana. Varios haces de luz descienden a un ritmo vertiginoso para entrar a saco en la cerrada de derechas de Liceo. Después enroscan, trazan la chicane y gas a fondo en la recta de meta. Sólo he dormido 5 horas, pero ver amanecer en el circuito de Magny-Cours es obligatorio si se está corriendo el Bol d’Or.

A esa hora, el SERT (Suzuki Endurance Racing Team) lideraba la carrera con más de 500 vueltas. El maestro Dominique Méliand y sus chicos cumplieron como siempre: repostajes de 14 segundos y 7 vueltas de ventaja sobre el segundo clasificado (Kawasaki GSR) al final de la carrera. De los 53 equipos participantes, 13 tuvieron que abandonar y la mitad de la parrilla estaba copada por GSX-R 1000 (quizá, la mejor montura para correr resistencia).

Por mi parte, ya he cumplido con la mejor carrera de resistencia del mundo. Junto con la modalidad de Enduro, la resistencia es una de las pocas competiciones que quedan en las que el piloto está por encima de la moto. Aquí, el trabajo en equipo es fundamental y la medalla se la ponen/quitan todos sus componentes.
Álex, Arturo y yo llegamos a Nevers el viernes a las 22:00 vía París, tras 3 horas conduciendo un Renault Modus de alquiler. En moto hubiera sido lo suyo, pero la vuelta del domingo teniendo que currar el lunes hubiera sido una locura.
El sábado a las 9 de la mañana ya estábamos en la pista… y aguantamos hasta la 1 de la madrugada. El domingo, llegamos a las 6:30. En todas estas horas pude comprobar el espectacular ambiente que se respira en esta carrera. Durante toda la mañana hay carreras menores tales como la Michelin Power Cup 1000, la Race Cup Academy (con Honda 100 para chavales) o las Protwin, mi favorita. Ya sabía que el culto a las mecánicas “bi” es muy importante en tierras galas, pero ver cómo una treintena de desmos SPS, R y RS lo daban todo en un pedazo de circuito como este, siempre es fantástico. Al final, Frederic Bottoglieri y su Aprilia Mille se llevaron el gato al agua.

Con todo lo vivido he construido un recuerdo imborrable: los 73 años de la carrera, Chris Pfeiffer haciendo de las suyas, la tribuna de recta atestada de público con unos locos disfrazados de conejo/pollo haciendo calvos a mansalva, la salida de la carrera a las 15:00, los cazas surcando el cielo en formación, el pedo de la peña en el interior del circuito, el desfase (demoledor) anárquico-postnuclear-pirómano nocturno del campamento troll alojado a las afueras del curvón Golf, el ritmo de los pilotos por la noche, las luces, el badén saliendo de Adelaida con las ruedas delanteras en el aire, los roces de las estriberas y el basculante en la Curva 180º, la chicane en subida de Imola previo cambio de rasante, los repostajes del SERT y las motos del EWC, las jeringas de rellenado de aceite, el cuarteto femenino de heavy Crucified Barbara, el abandono de David Checa y la R1 GMT 94, la asquerosa comida gabacha y el “je suis désolé”, la 888 del parking, el amanecer en pista, la cerveza Kronenbourg, los/las motards, los sides, la penalización al equipo Michelin Power Research por exceso de combustible, el Joe Bar Team (2º en SST), el bufido a 15.000 rpm, las vibraciones en las plantas de los pies al cruzar la pasarela de meta con las motos a fondo por debajo, la furgoneta de Motostion, los 11 pilotos españoles, la Metiss con suspensión alternativa, los “desguaces” de la calle de contraboxes, mecánicos intentando descansar algo a primera hora del domingo, la Ducati 848 Gulf (1ª en Open), el hotel Holiday Inn y… muchas cosas más... (+)