29.8.07

Laguna Seca: California Dreamin'


Jueves 23 de agosto de 2007, 10 am

California Dreamin', la clásica canción de mediados de los '60 del grupo The Mamas & The Papas, no deja de retumbar en mi pelada cabeza. Probar la última deportiva americana en un circuito tan especial como Laguna Seca exige cierta dosis de tranquilidad y "saber hacer". Que un simple mortal como yo tenga el honor de catar la última Buell en la misma pista en la que hace dos meses Stoner y su Ducati han pulverizado todos los records, no deja de ser inquietante. Para más inri, el expiloto irlandés de MotoGp Jeremy McWilliams ha participado en el desarrollo de la nueva 1125R. Sus 11 años de experiencia en el mundial han sido un buen banco de pruebas para Buell... y para mí, pues él fue quien me ayudó a buscar la trazada correcta en pista el día de la prueba.

Ya en la calle de boxes, la moto se siente pequeña, estrecha y cómoda. Con 1.384 mm entre ejes es tan compacta que parece una dos y medio. Con el reglaje de suspensión al gusto gracias a los técnicos de Buell ¿qué más se puede pedir?
Lanzados ya para abordar la curva Andretti en segunda velocidad, te das cuenta de lo manejable que es la moto. Tampoco se mueve ni titubea a pesar de acelerar a fondo y sin compasión a lo largo de la rápida doble enlazada nº4. Los neumáticos también aportan lo suyo y se pegan al asfalto como una ventosa (Pirelli Diablo Corsa III). La curva nº6 es casi un ángulo recto, ideal para comprobar su rigidez de chasis y acometer con éxito la subida hacia el Sacacorchos.

THE CORKSCREW: UN ACTO DE FE

En plena rampa, compruebas la fantástica estirada de este motor Rotax: una subida de vueltas constante y sin desfallecer hasta las 10.500 rpm del corte de encendido. Toda la energía con la que un bicilíndrico de 146 CV te puede obsequiar.
Tras un cambio de rasante en el que sólo ves cielo y en el que parece que vas a despegar, confío en que después “haya negro” y clavo los frenos como un poseso gracias a la pinza delantera Nissin de ocho pistones. Una gota de sudor frío recorre mi frente antes de entrar a saco en la doble curva del mítico Sacacorchos. Primero a la izquierda y al instante a la derecha, moviendo la moto como si fuera una bici mientras mi estómago trepa hasta la garganta. El buen trabajo de centrado de masas y el bajo peso del conjunto (declaran 191 kg llena) hacen que me sienta muy seguro. El Sacacorchos te escupe literalmente hacia la curva Rainey, que desde luego hace honor al campeón que lleva su nombre. La que para mí es la mejor curva del circuito, consta de un enorme tobogán peraltado de izquierdas que con la ayuda de las suspensiones Showa trazas a lo bestia, a pesar de que Wayne te intente sacar hacia afuera...

Situado entre Los Ángeles y San Francisco, el Mazda Raceway Laguna Seca ya tiene 50 años a sus espaldas. De no ser porque el 1 de noviembre de 1956, un grupo de aficionados fundó la SCRAMP (Asociación de Carreras de Coches de Competición de la Península de Monterrey) con el objetivo de fomentar las competiciones de motor y revitalizar la economía de la zona, Laguna Seca nunca hubiese existido. Para ello, alquilaron el terreno al ejército y comenzaron a construir el circuito. Así, la primera carrera fue ganada por Pete Lovely a los mandos de un Ferrari el 9 de noviembre de 1957. Pero no fue hasta 1972, cuando se celebraron las primeras carreras de motos.
Este circuito californiano ya albergó el mundial de velocidad en 6 ocasiones (entre 1988 y 1994), pero la falta de seguridad hizo desistir a los organizadores. Tras las modificaciones y ampliaciones pertinentes, el ‘Continental Circus’ regresó en 2005, únicamente con la categoría de MotoGP. Desde entonces es una cita ineludible para la cilindrada máxima del mundial.
Laguna Seca es un circuito atípico y único en el campeonato. Es el más corto del calendario con 3.610 m distribuidos en 11 curvas (4 a derechas y 7 a izquierdas), 15 m de ancho y con una recta de 966 metros de largo. En España no hay nada parecido, pero rodando en el Jarama, te puedes encontrar puntos en común. Pero sin duda, el máximo aliciente lo tienes en la curva 8 y se llama “The Corkscrew” (El Sacacorchos). Está considerada por muchos expertos como la mejor curva del mundo. Se trata de una espectacular chicane en bajada con una pendiente del 25% que comienza con un impresionante cambio de rasante. Una verdadera montaña rusa para los sentidos.
Los circuitos de antaño, esos cuyo diseño no entendía de ordenadores sino sólo de creatividad, imaginación y lápiz, son los mejores. Laguna Seca es un claro exponente de ello y, para mí, se encuentra entre los 10 mejores del mundo.

Para haceros una idea, echad un ojo a la vueltecilla de la segunda tanda...

No hay comentarios: