6.2.07

Muere Paco González, el "piloto de la lotería"

Francisco González Sanchís (Benifaió, Valencia, 1914), el primer piloto valenciano que inscribió su nombre con letras de oro en la historia del motociclismo español y uno de los últimos representantes vivos de una época extinguida en el deporte de las dos ruedas en nuestro país, falleció ayer a la edad de 92 años. Entre las “gestas” de Paco se encuentra el de ser el primer piloto español en subir al podio de una prueba del mundial de motociclismo (tercer puesto en el Gran Premio de Inglaterra de 1959, el mítico Tourist Trophy de la Isla de Man, en la categoría de 125 cc tras la MV Agusta de Ubbiali y la Montesa de su compañero de equipo Cama), poseer varios records de velocidad como el de las 24 horas de Montjuïc y ser diez veces campeón de España (siete en la categoría de 500 cc, dos en la de 350 y una en el octavo de litro) entre 1954 y 1961. Y todo ello, a pesar de comenzar su carrera deportiva con 36 años, edad a la que la mayoría de pilotos de hoy están ya retirados. Por si esto fuera poco, fue el primer piloto valenciano que salió a correr al extranjero y uno de los pocos pilotos vivos que había rodado en tres óvalos de velocidad europeos: el autódromo de Terramar, en Sitges (probando las Montesa de carreras), en el italiano de Monza (donde probó una MV Agusta 500 oficial) y en el francés de Montlhéry (con el equipo que batió varios récords mundiales con la Bultaco 175). Además del mencionado TT, compitió en el antiguo circuito alemán de Nürburgring, en la rápida pista belga de Spa y llevó a cabo una gira deportiva por Latinoamérica junto con otros pilotos españoles ganando carreras en Uruguay y Argentina. Su figura está muy unida con la del gibraltareño John Grace, con quien formó el primer tándem de pilotos profesionales en España y el germen del equipo Bultaco, en el que se integraría más tarde su hijo, Paco González Romero.
Debutó en competición ganando las dos pruebas en las que participaba (500cc y sidecars), con la misma moto, una Norton Manx (probablemente la mejor monocilíndrica de carreras de la historia). Más adelante llegó a medirse con figuras como John Surtees, Geoff Duke y Carlo Ubbiali sobre sus BSA, Norton, AJS, MV, Montesa y Bultaco.
Su prestigio y dotes de pilotaje llegaron a oídos del propio Conde Augusta, que concertó una entrevista con él para ofrecerle formar parte del equipo oficial de MV. Ahí pudo cambiar la carrera de González, sin embargo su edad, alrededor de los 50 años, le cortó el paso que podría haberlo proyectado a lo más alto del motociclismo mundial. En el ocaso de su carrera deportiva, con su hijo compitiendo también en los circuitos nacionales como rival en la pista, dijo que se retiraría el día en que su hijo le arrebatara un título. Y así fue, Paco González junior se proclamaba campeón de España de 125 en 1963 con Bultaco y su padre se retiraba.

Paco González fue un hombre popular en su patria chica, donde se le conocía como “el piloto de la lotería” desde que a principios de los años cincuenta se encargara de cubrir cada 22 de diciembre la ruta Valencia-Madrid-Valencia a toda velocidad (3 horas 45 minutos era su récord personal) para traer la lista oficial del sorteo de Navidad y poder publicarla en los periódicos levantinos.

Lo curioso de toda esta historia, es que con un palmarés como el suyo nunca se le ha dado ninguna importancia a nivel nacional... como si no tuviera ningún mérito especial. Ni siquiera ha podido ver cumplido uno de sus sueños: que una curva del Circuito Ricardo Tormo de Cheste llevara su nombre. ¿Qué más tienes que hacer para que te tomen en serio en este país? Tras ser pionero y abrir la senda a pilotos consagrados hoy en día, nadie se ha preocupado nunca por uno de esos GRANDES pilotos que sentaron las bases del verdadero motociclismo, ése en el que se corría por pasión y no por dinero como ahora, representando a esa España profunda de fútbol, toros y flamenco, ante los ojos de la Europa avanzada. Seguro que si de algo estaba orgulloso Paco era de haber fomentado una afición tan potente como la levantina, empezando por su propio hijo (por no hablar de Ricardo Tormo, Jorge Martínez Aspar o Héctor Barberá). Tal vez lo mejor del gran Paco fuera su alma juvenil y festiva oculta tras esa socarronería tan valenciana, disimulando lo bien que se lo había pasado toda su vida haciendo lo que más le gustaba: CORRER EN MOTO.

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